El Evangelio: Significado y su Pertinencia en las Crisis Contemporáneas
POR: LIC. JOSÉ ARMANDO NARVÁEZ PADILLA
Introducción
El Evangelio, siendo la piedra angular del cristianismo, no solo proclama la buena noticia de la salvación por medio de Jesucristo, sino que abarca una riqueza teológica y práctica que trasciende el tiempo y el espacio. En este ensayo, exploraremos más a fondo qué es el Evangelio, su significado profundo y cómo se relaciona con las crisis contemporáneas. A través de una mirada teológica y fundamentada en la Sana Doctrina, desentrañaremos las implicaciones y aplicaciones prácticas de este mensaje transformador.
¿Qué es el evangelio?
El término "Evangelio" encuentra su raíz etimológica en el griego "euangelion", que se traduce directamente como "buena noticia" o "buen mensaje". Este concepto, central en la teología cristiana, encapsula la esencia misma del mensaje redentor proclamado por Jesucristo y sus seguidores. Sin embargo, la profundidad y la amplitud de su significado trascienden su mera traducción lingüística.
El Evangelio, en su significado más profundo, representa la manifestación de la gracia divina y el plan de redención concebido por Dios desde la fundación del mundo. Encarna la revelación de la voluntad divina para la reconciliación del hombre caído consigo mismo, con su prójimo y, lo más significativo, con su Creador. En este sentido, el Evangelio revela la naturaleza intrínseca de Dios como amor (1 Juan 4:8) y su deseo inquebrantable de restaurar la comunión perdida con la humanidad pecadora.
El Evangelio encuentra su núcleo en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. En la vida de Jesús, se manifiesta la perfecta revelación del carácter divino y la encarnación del amor redentor de Dios hacia la humanidad. En su muerte en la cruz, se consuma el sacrificio supremo, donde Cristo, el Cordero de Dios sin mancha, carga con el peso del pecado humano, ofreciendo así la expiación y el perdón a todos aquellos que creen en él (Juan 3:16). Y en su resurrección gloriosa, se ratifica la victoria sobre el pecado y la muerte, inaugurando un nuevo orden de vida para aquellos que son hechos participantes de su muerte y resurrección por medio de la fe (Romanos 6:4-5).
El Evangelio, además, proclama la soberanía de Dios sobre todas las cosas. No es simplemente una oferta de salvación condicionada a la respuesta humana, sino que es la manifestación del poder divino que obra tanto en el llamado como en la respuesta del individuo (Efesios 1:4-5). En este sentido, la proclamación del Evangelio no es meramente un ejercicio humano, sino un acto de cooperación con el Espíritu Santo, quien convence al hombre de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8).
El Evangelio, entonces, es el fundamento de la esperanza cristiana. En un mundo marcado por la transitoriedad y la incertidumbre, el Evangelio ofrece una esperanza segura y firme, basada en la promesa de la vida eterna en comunión con Dios (Tito 1:2). Esta esperanza no es meramente una aspiración futura, sino una realidad presente que transforma la vida del creyente y lo capacita para vivir en el poder y la libertad del Espíritu Santo (2 Timoteo 1:7).
El Evangelio representa la más grande revelación del amor y la gracia de Dios hacia la humanidad caída. Encarna la esencia misma del mensaje cristiano, proclamando la salvación y la esperanza a todos aquellos que creen en Jesucristo como Señor y Salvador. Como creyentes, estamos llamados a proclamar este Evangelio con fidelidad y pasión, siendo testigos vivientes de la verdad transformadora que ha cambiado nuestras vidas y que puede cambiar el curso de la historia humana.
¿Qué dice la propia biblia sobre el evangelio?
La Biblia, como fuente primordial de la revelación divina, nos ofrece una riqueza de enseñanzas sobre el Evangelio, desde su conceptualización hasta su aplicación práctica en la vida del creyente. Desde los evangelios sinópticos hasta las epístolas paulinas, encontramos una variedad de pasajes que iluminan y clarifican el significado y la importancia del Evangelio.
En los evangelios sinópticos, especialmente en Mateo, Marcos y Lucas, encontramos numerosas referencias al Evangelio como la buena noticia del Reino de Dios proclamada por Jesucristo. Por ejemplo, en Marcos 1:14-15, Jesús comienza su ministerio público proclamando: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio." Este pasaje resalta la centralidad del Evangelio en el ministerio terrenal de Jesús y su llamado al arrepentimiento y la fe.
Asimismo, en las epístolas paulinas, encontramos una profunda reflexión teológica sobre el significado y la implicación del Evangelio. En Romanos 1:16, el apóstol Pablo declara: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree". Esta afirmación subraya la naturaleza transformadora y salvífica del Evangelio, revelando su capacidad para cambiar vidas y restaurar la comunión con Dios.
Autores contemporáneos, como John Stott en "La Predicación Cristiana", destacan la importancia de la fidelidad a la enseñanza bíblica en la proclamación del Evangelio. Stott enfatiza que el Evangelio es el poder de Dios para la salvación y que su mensaje debe ser comunicado con claridad y convicción.
En relación con el Evangelio, también es relevante considerar las palabras de Jesús en Mateo 28:19-20, conocido como el mandato de la Gran Comisión: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado". Este mandato resalta la responsabilidad de los creyentes de proclamar el Evangelio a todas las naciones y de hacer discípulos que vivan en obediencia a la enseñanza de Jesús.
La Biblia nos presenta el Evangelio como la buena noticia de la salvación por medio de Jesucristo, revelando su poder transformador y su llamado a la fe y la obediencia. Como creyentes, estamos llamados a proclamar este Evangelio con fidelidad y pasión, confiando en la promesa divina de que es el poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree.
El Evangelio y las Crisis Contemporáneas
En un mundo marcado por diversas crisis, desde sociales hasta ambientales, el Evangelio emerge como una luz de esperanza y transformación. En primer lugar, el Evangelio ofrece una respuesta a la crisis espiritual que aqueja a la humanidad. En un contexto donde la búsqueda de significado y propósito es cada vez más evidente, el mensaje del Evangelio ofrece una respuesta clara y satisfactoria, proclamando que en Jesucristo se encuentra la plenitud de la vida y la salvación.
Asimismo, el Evangelio ofrece una respuesta a las crisis sociales y económicas. En su llamado a la justicia y la compasión, el Evangelio impulsa a los creyentes a ser agentes de cambio en sus comunidades, abogando por la igualdad y la dignidad humana. En palabras de Gálatas 3:28, "no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". Este principio de unidad en Cristo desafía las divisiones y desigualdades presentes en la sociedad contemporánea, llamando a los creyentes a trabajar por la justicia y la reconciliación en todas las áreas de la vida.
¿A que está llamado el cristiano con el evangelio?
El cristiano, al ser portador del Evangelio, está llamado a una vida de compromiso y testimonio en el mundo. Este llamado se fundamenta en la propia enseñanza de Jesucristo y en las exhortaciones de las epístolas del Nuevo Testamento, que delinean el deber y la responsabilidad del creyente en relación con el Evangelio.
En primer lugar, el cristiano está llamado a proclamar el Evangelio a todas las personas y en todas las circunstancias. Jesús mismo instruyó a sus discípulos a ser testigos de él "en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Esta comisión, conocida como la Gran Comisión, es un mandato imperativo para todos los seguidores de Cristo, que deben compartir la buena noticia de la salvación en palabra y en acción (2 Timoteo 4:2).
En segundo lugar, el cristiano está llamado a vivir de acuerdo con los principios del Evangelio. Esto implica una transformación radical en todas las áreas de la vida, conforme a la voluntad de Dios revelada en su Palabra. Como dice el apóstol Pablo en Efesios 4:1, los creyentes deben "andar como es digno de la vocación con que fuisteis llamados", demostrando en su conducta y en sus relaciones el amor y la gracia de Dios manifestados en Cristo (Efesios 5:1-2).
En tercer lugar, el cristiano está llamado a defender y preservar la integridad del Evangelio. Esto implica mantenerse firmes en la sana doctrina y refutar cualquier enseñanza falsa o distorsionada que pueda desvirtuar el mensaje central de la fe cristiana (Tito 1:9). Como custodios del Evangelio, los creyentes tienen la responsabilidad de proteger su pureza y claridad, evitando cualquier compromiso con la verdad revelada en las Escrituras.
Conclusión
En resumen, el Evangelio es más que una buena noticia; es el mensaje transformador de la salvación por medio de Jesucristo. Su significado profundo abarca la soberanía de Dios, la centralidad de la cruz y un llamado a la transformación personal y social. En las crisis contemporáneas, el Evangelio emerge como una luz de esperanza, ofreciendo respuestas tanto espirituales como prácticas a los desafíos de nuestro tiempo. Como creyentes, estamos llamados a proclamar este mensaje con fidelidad y a vivir sus implicaciones en nuestra vida diaria, siendo agentes de cambio en un mundo necesitado de la verdad redentora del Evangelio.
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